Me hubiese gustado quererte (más de lo que te quise esa noche)
Alejandro Sanz - "Al olvido invito yo"
Una discotec gay. Un sábado, 2am.
Sentado sólo, terminándome el tercer trago. Nunca he salido solo, y esa vez no fue la excepción, pero al Toto le fue mejor que a mí y tenía un gato encima. Yo esperaba. Qué, no tenía idea, pero esperaba y estaba empezando a impacientarme. Los ojos se me empezaban a dar vuelta y los sapos se empezaban a convertir en príncipes cuando se atravesó X.
Lo miré, me miró. Saludó a unos tipos y converso con ellos mientras me miraba queriendo que yo supiera. Y ni huevón, supe, y le coqueteo de vuelta.
Parecía definitivamente mayor que yo, unos 22-23 años. Alto, moreno, barba de tres días, harto pelo liso pero corto, ojos... ahhh verdes. No se demoró mucho y me invitó lo que estaba tomando. Fue extraño. Siempre me he preguntado si invitarte un trago significa algo más. O sea, estai gastando plata en un tipo que quizás no te da ni la hora, o puede tener mal aliento o incluso darte cuenta después que te llamó la atención por culpa de las luces y la sombras y ahora que lo tienes al lado es un macaco que no se arregla ni con una garrafa de aguardiente. Pero el me invitó un trago y yo acepté feliz.
Era como galán de teleserie del 13, pero vestido mas lolein. Guapo, rico, wachón, con una voz muuuuy sexy. Me preguntó si andaba sólo, apunte al Toto deborándose al tipo. Y nada, me preguntó si quería bailar pero de verdad no quería, y se dio media vuelta. Alcance a agarrarlo del brazo, mientras seguía gozando de su trago, y le dije que se quedara. Y se quedó. Conversamos harto rato y me dio un beso. Buen beso, nos coordinamos bien. Finalmente me pregunto como me volvía y le apunte a Toto que ya tenía una mano bajo el pantalón del tipo. Me ofreció llevarme y acepté. Caminamos unas cuadras, nos subimos a su auto y partimos. Se metió en una callecita oscura y me dijo que no se aguantaba las ganas de darme otro beso. Me dio más de uno, más de diez.
Me invitó a su casa, que estaba solo. Eso si que era harto. Pero ya tenía el corazón un poco estrujado y le dije que sí. Me atreví a tocarle la pierna durante el camino y a juzgar por su cara me agradeció.
Llegamos a su casa y rebotamos en su cama mientras nos sacabamos la ropa medios desesperados. Lo pasamos bien, manos por todos lados, besos en el cuellos y sobretodo su olor, hasta ahora me acuerdo y me da un buen golpe. Los detalles no los necesitan, pero estuvo muy bien. Cambiamos telefonos, y me llevó hasta mi casa. Le dije que me llamara al día siguiente, y me preocupé de llamarlo al rato para saber si había llegado bien. Pero al día siguiente no llamó, ni a la semana, ni al mes, y yo tampoco llamé, aunque debo admitir que ganas no me faltaron, y no escatimé en tiempo para pensar en él. Es cierto, me engancho fácil, soy enamoradizo y me fascinan las canciones cebolla.
Y hoy día estoy 98% seguro que lo vi caminando por la calle, que pasó por el lado mío, me reconoció y siguió caminando, apurando el paso. Miraba para atrás muy seguido, como tratando de ver si efectivamente era yo, y yo trataba de identificarlo cada vez a mayor distancia. Y guardé su celular hasta hoy, que lo borré definitivamente.
Y si algún día las circunstancias te llevan a leer este blog, y reconoces la historia y te das cuenta que estoy hablando de ti, solo decirte que me hubiese gustado quererte, por lo menos más de lo que te quise esa noche.