Del Metro a la feria
El año pasado, subí al Metro una mañana como todas las que tengo que ir a la U. Me fui parado junto a la puerta, como siempre, y en la estación siguiente se subió él. Él es guapo, un poco más alto que yo, ojos claros (no sé si verdes o azules o grises, pero claros), mochila en la espalda, buena pinta. Me mira y me pongo nervioso, pero sé que solo está reconociendo el lugar. Vuelvo a mi Publimetro, pero necesito mirarlo de nuevo, y todavía me está mirando. Ahí ya el nerviosismo se convierte en el delicioso placer del coqueteo gay en lugar público y empiezo a seguir el juego, obviamente de manera muy sutil. Parece que me entiende, y creo entender sus miradas de reojo y seudo-sonrisas de galán no-sé-ná. Miro hacia el otro lado, dando un descanso, y se para al lado mío, claro que a cierta distancia. Sigo como dándole la espalda y mi reojo ve que algo se asoma, me doy vuelta y me está mirando descaradamente. Ok, sí, taquicardia. Algo se me está apretando en el pecho: es la cobardía de acercarme a dar el primer paso... que nunca di por que llegué a mi estación.
Meses después, para ser muy precisos, septiembre del año pasado, me fui con mis papás a la playa, y un día se les ocurrió ir a comprar mariscos a Maitencillo, y eso hicimos. Estábamos allá y paramos en un localcito a comprar, no me acuerdo, digamos que limones. Yo me bajé a comprar cigarros, y aproveché de llevar una bolsita de mi placer culpable: los cheetos palitos. Salgo, y junto a la puerta del lugar... está él. Guapo, igual que la última vez que nos encontramos en el Metro. Me mira fijo y sonrié de manera casi imperceptible, como algo sorprendido, mientras yo mato todo tipo de pasiones con mi cara llena de migas naranjas al igual que mis dedos. Subo a mi auto, él entra a comprar y desaparecí en el camino.
Y este 18... uy... este 18. Me cito textual: "Aunque en el fondo, bieeeeen en el fondo... sé que no lo voy a encontrar."
Te equivocaste po Vicho. Lunes, último día, de noche, volví a Maitencillo por que las niñas se querían comprar cachibaches antes de volver a Santiago. De hecho, fuimos con los autos cargados, listos para irnos. Y ahí en la feria, entre los pañuelos, la chombita peruana, y la canción que está arriba sonando en el equipo de un pirata que mata la música... aparece él. Lo miro y lo confundo. Sé que lo conozco, que nunca he hablado con él, que definitivamente es guapo. Creo que puede haber sido un compañero del preu, alguien que vi hace tiempo... pero no sé quien es. Él, por su parte me mira, y me da la impresión que tampoco me reconoce, pero algo pasa cuando después de cruzarnos me doy vuelta como buscando a alguien y está mirándome. No puedo acordarme quién es. Sigo a mis amigos, y decido perderme de ellos. Lo busco y está con otros dos mirando algo en un puestito. Recuerdo su cara y me vuelve a la mente el Metro y la vez pasada, hace un año. Sé perfectamente quien es, aunque no sepa ni su nombre ni el más mínimo detalle de su vida. Decido dar algunas vueltas, haciéndome el pelotudo, para tratar de encontrármelo de frente, pero ya no está. Y no sé si finalmente recordó donde nos conocimos, si para él lo del Metro significó lo mismo que para mí, si realmente lo que vi hace un año fue una sonrisa secreta. Solo sé que sé quien es, y que tres veces hemos estado frente a frente, y que eso es raro.
Escucho mi nombre. Mis amigos están listos para volver a Santiago, y yo estoy listo para que la próxima vez que nos veamos, tratar de hacer algo más que ser en verdadero cobarde. Y si lees esto, y sabes que estoy hablando de ti, ayúdame un poquito.
PD: Nuevo juguete en "Son cosas del Vicho": la encuesta interactiva. Porfa contestenla, igual esta es media hueca pero es que es tarde y quiero dormir. Nos leemos!